viernes, 21 de febrero de 2020

Libro: "Patagonia: Hasta la Última Lucidez del Equilibrio" (2005)





PATAGONIA:
hasta la última
lucidez del equilibrio









Edición del Grupo de Amigos del Libro Patagónico – 2005 /  2006
Mallín Ahogado – El Bolsón – Río Negro





Cuadro de tapa (óleo)
Margarita María Majnaric de Berón


Diseño
 Edgardo Suárez

Fotos
Juan Jara











PATAGONIA: hasta la última
lucidez del equilibrio






Poemas arribados al siglo XXI
escritos entre 1982 y 1992










Primera edición -Marzo de 2005
Segunda  edición - Abril de 2006







PATAGONIA: hasta la última
lucidez del equilibrio



















                                     A Fortuna Elba Orellano  y Damián Bruno Berón, mis padres;
                         A Margarita María Majnaric, mi esposa y compañera de tantas vidas;
                 A mis  hermanos Juan Antonio, Rosita, Mario Matías y Stella Maris.
A mis tíos,  sobrinos y ahijados que redondean el ser.




CARTA  ABIERTA  ESCRITA  AL  PIE 
DEL  MONTE  PIRQUE (*)


Justificar no es necesario. Patagonia es esta porción del mundo tan cerca de lo cósmico y la piel, tanto como lejos está de los centros de poder. Nuestra tierra sobrecoge en todos su paisajes. El plegamiento andino y de los otros generaron montañas y una escalera de mesetas que llegan al mar. Allí los ojos se llenan de azules o esmeraldas o grises hasta el cobalto para hacer taciturno observador al hombre.
Lo policultural tiene un sustento claro en los antiguos pueblos mapuche y tehuelche, cuya impronta se escurre en las expresiones artísticas como un sentimiento fraterno que se distancia de todo inconsciente colectivo culposo por el genocidio cometido. Ese estigma le corresponde a otros.
El hombre ha dejado rastros de más de doce mil años en el Sur y se hallan en  las lenguas indias en riesgo de perderse, yuxtapuestas a una concepción metafísica de la vida y su cosmogonía,y también,  a la par de las tradicionales técnicas artesanales donde la utilidad y el arte, no se contraponen.  Su caudal espiritual se comparte y es propiedad de todos.
Sin embargo, hay pueblos que han desaparecido. Poco tiempo atrás, murió la última Ona pura en Tierra del Fuego. Dato que estremece y hace pensar.
La identidad del patagónico es el ensamble de todos los perfiles en uno solo que se define a diario. Estadio existencial que se traduce en la dimensión del nuevo ser, moldeado en el esfuerzo o el trabajo empecinado.
Declararse chubutense es aceptarse en la adopción que la Mapu, nuestra tierra, hace paulatinamente de nosotros. Y nos otorga una poesía no escindida del diálogo constante con esa vibración telúrica que nos contiene y alimenta.
Patagonia, fin del mundo para algunos, principio para nosotros. Está mucho por hacerse y en eso estamos.
De esa pasiones legitimadas, he asumido el compromiso de no bajar los brazos tanto como el maestro rural, el obrero de la periferia, el guardabosques o el guarda-fauna que sabe de orcas y ballenas de idéntica manera que esta pretensión mía de escuchar en las honduras del espíritu. Compromiso al fin, hasta la última lucidez del equilibrio.

Damián Bruno Berón







(*)Cerro Pirque, altura 1.890 m. En su ladera oriental, se halla la población denominada El Hoyo (Chubut)  y son de su jurisdicción Puerto Patriada (Lago Epuyén) y El Desemboque (Lago Puelo.





COMA  TRAS COMA ,
PUNTO Y RAYA














A Viviana Elizabeth, Gabriela Alejandra y Juan Ignacio Berón,
Mario Alejandro y Matías Andrés Majnaric, mis sobrinos.





LIBRO PRIMERO







Mesetas del Chubut


Asomada desde los petroglifos
la soledad con cuerpo al alcance de la mano.

Perpendicular el sol anuncia mediodía
y calcina sobre perfiles de piedra.
Repta el indiscutido habitante
y en el esbozo de una flor apenas percibida,
se reitera.
Obstinación de vivir.

Duramente,
el imaginero reviste de verde.
Y al simple parpadeo
una lítica mano
evidencia en muros sólidos
y otra no humana
se preocupa del arte de un desierto.

Coirón,  recio y salvaje,
puede ser mechón en la calvicie
pronunciada de la tierra.

El aguilucho planea cuidadoso.

Se huele aún
el cataclismo.



Sureño


El viento conmueve las hojas. El hombre curva su cuerpo,
Lleva la mirada en la punta del zapato. Pugna.
Pensamiento que ambula en los techos helados,
María cocina el cordero. Su piel de cobre restalla
en la soledad de un mes de agosto.

Nadie deserta sin saber sobre el coraje.




Mujer mapuche

Cada ojo lleva la ternura impresa.
Todos estos siglos ubicados pacientemente en el rostro.
Aguda manifestación de la semilla humana
al bajar por la mejilla o la frente,
varadura en los labios sin pronunciar palabra.

La nariz denuncia orígenes y cantos camaruqueros.
Curvatura ancestral repetitiva.
Detrás del gesto detenido hay una rogativa quebrada,
Zonas transparentes de un pálido ocaso americano.


Camaruquero: propio del “Camaruco”o “Nguillatún”ceremonial de tres días,  rogativa mapuche de carácter anual.



Detrás de las postales

Al sur del paralelo, Patagonia en declive
Desde el caldén y la sed,
El viento austral redondea una costa meditante.
Saltan los delfines y Alfredo sueña con protegerlos.
Neneo y coirón distribuidos en pedregales inacabados.
Las salinas se pierden para ser horizonte.
Las terrazas rectas son el límite
De la verticalidad del cielo azul desmesurado.
Urdimbre y matra son un grito terrestre,
Dolorido por estar cercado en las reservas.
Reservas marinas de elefantes y lobos
Quizá, se les parecen.
Prisonero Ñancul en el zoo sujeta tehuelches
En la prisión de la indiferencia. Se mueren.
Petrolera vida de goces precarios.
Cruza la frontera.
Los alambrados no sólo separan al ganado,
El peón nos mira desde allá.
No queda más que el vino.

Tierra separada de postales y alardes,
tocan tus vértebras los discursos huecos
y las promesas vanas
con la guerra cerca.

Nadie podrá acusarnos cuando pongamos aduana
y liberemos
el recomienzo de la fe.



La Colomba          (de Puerto Madryn)


De naufragios insoslayables, cuelgan pedazos de metal.
Herrumbre y esqueleto. Las aguas lamen huevo y potro avecinado
Entre la quilla desguasada por el fuego.
Nadie silba en los nocturnos por cubierta
Ni sujeta la red empecinada. Todo es fuga.

La imprudencia o  la vejez
son bitácora perdida. Osamenta de barca.


Isla  de  los  Pájaros



Geográfica medida de la nieve y el fuego.
Vuelan los flamencos. Sorpresiva aparición rosada
que confunde con el cielo arrebolado de la tarde.
Arrebato vital de quietismo quebrado por alas
de una población de nidales prolijos y guijarros.
Desmaya la hora en sus últimos fulgores
 y queda recortada la isla
como un oscurecido manchón en cartografías
que nada saben
 sobre pájaros.

Puerto Madryn

Nada me es extraño en este suelo.
Los aromas escapados de la plaza,
el niño suelto en exploración de arenas,
el abuelo viejo tenazmente luchando
por mantener su memoria,
dibujan ese tiempo en que La Colomba
soltaba amarras hacia la niebla
o el Pujol era la más alta de todas las moradas.

Nada grita. Todo es acallado en reciedumbre.

Campamentos que recuperan de cada lugar un hombre.
Raíces que habrán de salirle si se queda,
aunque en el muelle, su sed de presencias
se incline sin respuestas.
Dilata su contorno despeinado por el viento
esta geografía humana.


Nada ha variado sustancialmente.

Todo se integra a mesetas y soles, a lobo y ballena
que alojan en sus coitos
la pulsión de no extinguirse.
Laceramos códigos de empuje para seguir
mientras la greda contiene acelgas y cebollas.
Los lirios son advertencias de cuidados galeses.

Nada me es extraño en este suelo.
Sur hecho cuerpo
Bandera del arraigo.
Invado con vocablos el territorio
tomado por las algas.


Mi casa madrynense

Fueron humanizadas
lentas integraciones hacia arriba.
Ladrillo oculto y argamasa.
Desapercibidas uniones tras la cal
pasada a brochazos,
sin misterio.
Ensambladas partes del regocijo nuestro
fueron humanas orientaciones al mar.
Intenciones de crecer.

Algo queda de la morada:
repetidas paredes que musitan
recambios de vida cotidiana.




Barroco marino


Tomaré la voz traída por una ola
y el contorno de una palabra antigua
que se encrespe hasta la consistencia,
y un pase de dedos rasante y despierto
para decirte “hola” y rescatar sonidos
de tantos plenilunios conversados
ante una ciudad sitiada por ballenas.

Te obsequiaré el temblor de una amapola
en la fugacidad de la caricia
y así, reconocidos en la advertencia del roce

apartaremos los sarros que se gestan
al no hablarse en la complicidad de los que aman.
Ballenas en celo. Medular de la ráfaga.
Sitial de la respuesta.

Vamos a hacer como si nada.
Los rastros dl sudor recuperarán gemidos
Para pronunciar esta agonía
deseable.


Otro fin de año

Me advirtieron  que era medianoche
Y los pitos horadaban oídos desde los barcos.
Mamá-lejanía saludó en pausas con las luces,
Certeza que haríamos lo mismo. Contacto aproximado.

Algo me insinuó que otro año gastado
Es disminuir la necesidad de ser eternos.


Me rodea


Festín de peces huidizos alertaron los pingüinos.
Viento nulo. Pancho lobo - resoplido y movimiento-,
exhibe su danza marina. Muelle quejoso
recibidor del suicido mudo de la pena.

Quedaste en el norte, imperceptible claroscuro,
una sensación leve,
un desconsuelo.


Crecimiento

Disimulado en una semilla húmeda que se hincha,
sos un código cósmico inmutable,
Desafiador de lo que venga.
Oigo tu crujir despreocupado,
pasto verde.
Sé que estás para alfombrar las arenas,
obstinadamente.

(A Armando Fernández)




Isla de los Estados


Vos me comentaste y comprendí.
Prensada latitud de nubes arrinconadas
De destierro y de dientes
Entrechocando en el límite del abandono.
Sobrecoge la bandera cortada casi a la raíz.
Cruje la tabla y se derrumba la única construcción.
Es otra cruz recortada en la bahía,
Sorprendida,  porque alguna forma humana
ambula de a ratos por la costa.
Soledad ritualizada con evocación de presidio,
Brumas y grilletes, ladrillos partidos por el medio,
hombres doloridos del sur muy sur.
Limitante país vocacional de justiciero.
Me sorprende otra cruz.

Es un baldón grabado en la quemadura de la nieve.


A los amigos del Museo del “Fin del Mundo”¿ o del “Principio”?




Ushuaia



Algo muy grande pasó por aquí.














La mano de Dios
o su silencio.






Beagle ‘89


Corta el agua el asombro demostrado de la tarde.
Nieve escarpada volcándose a la profundidad del verde,
éste es el principio del mundo disimulado entre nubes.
Beagle disputado en rumores de batallas no cometidas,
Hay un sesgo, un corte a pico donde rueda
la pequeñez humana de la posesión de aquello que no le pertenece.
Pegamos la vuelta por el faro ubicado en la novela.


Allí las casas coloridas y sus techos refugiados al fuego.
Se abre al largo día una diminuta llovizna deslizada
al aire frío del sol de medianoche que aparece.
No sé si lamentarlo.
Amigos, nuestras risas
quedaron prendidas de una madera herida
en una isla que pasamos.


(en el Catamarán “Ana B”-Ushuaia-Dic.’89)


Nuestros barcos


Se inclinan en el golfo. Su posición de soportar embates
dan siluetas recias por mantenerse en pie.
Las masas de aire del norte todavía no han llegado
con sus bocanadas de cálido saludo.
El invierno –inconmovible- permanece.

Metafísica del clima que hace de los seres
esa realidad incomprendida del arraigo-desarraigo,
del jirón y la espera
aunque ningún barco nos lleve de regreso.







Comodoro Rivadavia   (yendo desde Sarmiento)


Verte crecer, descalza trepando cerros.
Desgarra la silueta de vientos en tropillas de aguas,
Potro marino. Elipses de humanidad controvertida.

Fue preciso ver torres en su ritmo
De oro insólitamente negro. Yugo vasto de la piedra.

Mi alma te intuía,
Preludio recobrado de cencerros y llanura.
Ceremoniales de paz desde la sangre intacta.


(A Daniel Alonso)



Ciudad Petrolera
(vista desde el Tipac)


Palpo el cemento y giro el pie
sobre un plano por encima de tanto vacío.
Balcones de mirada marina,
descubridores de cerros frontales.
Clamor y luna. La pincelada de luz
revela la fisonomía chata de un cementerio oculto.
Abajo claman de impaciencia
hombres y vehículos,
el vientre ciudadano en crecimiento
nutre ambiciones y jornadas.
Algo de petróleo escurre por las venas,
suena el viento.
Una población inclinada para ganar la calle.
Alguien imagina su abandono. Ningún perro
y el movimiento sostenido de los bombeadores
y trépanos sueltos en actitud de avance.
Solo ellos
y la fuga humana
hacia mar abierto.

(A Norma y Juan Carlos Portas)



Las Plumas


Tierra ferruginosas esenciales que desde esta altura
hacen su combinación de asombros y de matas.
Alucinada aparición de rojos en el suelo caliente,
Agresiva advertencia para las plantas de los pies.
El caserío abraza la iglesia con esa desesperación
de ser la única que crece. Hoy se fue otro joven
a los suburbios de la decepción.

El árbol sigue esforzado con inclinación al oriente.
Búsqueda de aguas en granza molida del terreno.
Somos parte del paisaje colgado en las estrellas.
La tierra es el límite del ojo.



El Tren                                       (El tren de Puerto Madryn fue retirado el 1961, quedan aún la vieja estación y algunos  rieles)


Ronco a lo lejos su figura se filtra
en el cuento de alguien
que puebla su mirada de polvo ascendente
y de luz reverberante, inquieta.

Ronco, ya muy cerca, en tu sentir, amigo,
como una promesa llega
y cada uno toma su asombro
y sale a saludar con gesto improvisado.

Ronco imaginario tren se llega hasta tu asombro,
filtra polvo la mirada ascendente.
Reverberante la luz del gesto improvisado.

Ronco,
                       ronco, 
                                               ronco
en un asombro,
amigo imaginario,
ni en el tren ni en el gesto inquieto llegas
a cubrir la promesa
de la luz reverberante.

                       A lo lejos,
                       tu mirada y el tren imaginario...



David Aracena               (Poeta-patriarca, partió entre café,
  ajedrez y Beethoven)

                       
Beethoven y el café, qué combinación más bella.
El primer sorbo quizá se deslizó pronto,
abarcador de continentes entre lengua y estómago.
El reloj y su oficio de prensarnos la vida.
Seguro que el sordo inefable buscó un surco del disco
para llamarte y vos, amable irredento, respondiste.
Ya sé: no siempre llama Beethoven.
Ah cabeza blanca y tu amor haciendo piruetas,
todavía nos señalás los escondrijos del poema
para refundar el mundo.
David que permanece.






No importa esperar el alba


La poesía suele ser abrupta o violenta.
Hueco feroz
que me reclama para cohabitar con la distancia.
Hembra de sabores infinitos y soles deshilachados.
Aracena murió y nos quedamos perplejos protagonistas
de una historia que nos somete con la letra.

En esta localidad de pensar
revelo mesetas de un espíritu aislado
para justificar la existencia.

No me sorprendo de lo estrecho del cuerpo.









Don Asencio Abeijón
(escritor y carrero patagónico)


El desierto y sus ruiditos prolijos.
Reptiles que brotan de piedras calcinadas.
Asencio bambolea el carretón para la huella.
Imagina nomás con tortas fritas
o el cordero al asador y a la llamita.
Se desploma el azul que está sin nubes
y escribe interiormente aquello
que habrá de contarnos desde el libro.
Bambolea Asencio en sus ochenta,
arbustillos de recuerdos vivos
y trépano de vigilias se aproximan

a decirle que Mecha sólo sueña
que no ha muerto.

Cuando termine de narrar
sabrá que cesa el viento
y que es enero.


Viaje por la Pampa Húmeda
de ojos patagónicos

La garza sobre el lomo de la oveja
y a poco de andar, la aguada
y el despertar de un solitario girasol
entre los choclos.

Paredes verdes, la hoja y su esplendor
guían el ojo hacia la infinitud pampeana.
Vueltas y vueltas,  las aspas del molino avanzan
serenas en un punto fijo.
El ganando engulle al pastizal
en tarea matutina de mandatos de origen.
Me cambian el paisaje por campos girasoleados,
restallante amarillo,
población hacia el sol.
Palpables esclavos de la luz, su giro lento
gesto vegetal de la obediencia.

Vengo de un país donde se tienen celestes
las pupilas pardas,
ámbitos de pedregullo y arena,



frontera eólica de esfuerzos y trabajo,
resplandor del petróleo y fósiles asombradores.

Ni el albatros ni el ñire
saben de este otro país con silos
Y leyendas de a caballo.




Observación del instante


Miro con ojos extranjeros las zonas del alma.
El sexo es la burla que permanece.
Cenizas y escoria, su elocuencia presume del derrumbe
dejándose estar por un momento.
Motivos de vivir carecen del impulso asombrado
que enfrentan a los otros, tomándome el examen.
Desesperada envoltura que me toca,
similar al asilado en la tormenta,
símbolo tremendo de lo que transcurre
carente de sorpresas ni alarido.
Sentencia involuntaria.
Lo que fue. Lo que será....




Desde lejos

Casi juntos. Ella es esta sensación que me besa los ojos.
Relumbra la tarde
olorosa a verbena recién cortada,
verde frío saturado de humedad, deja su rastro.

La distancia no establece frontera ni te acalla.







Justificar la existencia
tuvo tu cara y tu medida

Me has marcado para siempre. Ahora también soy algo de vos.
Plano repartido en la divisoria de aceptarse inaugural.
Integración declarante de ambas bocas en una sola.
Miro hacia el Este, amarillo-naranja lunar
que arriba también a vos,
a tu montaña.
Sigo materia viva vulnerando equipajes.

Camisa que no intenta ocultar la mancha reciente,
sabe que hará de si misma una olvidada prenda.
Células que guardo en un universo íntimo
donde la sensación de amarnos
carga estos pies desiertos de tinieblas.


De la cabaña y vos

Ambulé en la playa rescatando aliento.
Otoño vecino de la gaviota y su pico penetrante
en el móvil gris del golfo.
Mansedumbre diluida que no cesa.
Recién advierto mi ausencia del verano
y pienso en los cuerpos como cosa ajena.
Me contesto que lo nuestro va más allá
de la epidermis memoriosa.
Zapatilla y humedad compañeros del paso
me perfilan una cabaña inconclusa y la miro,
palpo su madera y el aceite chorrea
hasta bajarse por el codo.
El agua reverbera una luna apenas esbozada.
Sucesión de contornos, álamos,
catedrales de roca, pequeña nieve,
hojarasca incipiente, el humo
y su profundo olor a leña seca
y vos, protagonista de esta espera
que se cuelga de mi mano.

Atrás, la ciudad completa enmudece
y te refiero circunstancias de oficinas,
del sol que pega la vuelta,
de estas algas, de un pensamiento audaz
 y mi ser subdividido.
Tu ternura me alcanza. Escribo.

Escribo esta tremenda percepción
de estar vivo y celebrarte.


Nevada


Avizoramos un juego de prismas de estrujada cordillera.
Desnudados por el blanco,
reiniciamos ceremoniales de niños ahogando ecos.
Montículos en obra,
bufandas para imaginarlos muñecos gordos
con nariz de zanahoria.

Expirarán al salir el sol
como los sueños.




Paisaje


Al suave tacto, pelusa del durazno
se pliega a la redondez de la cereza calma,
ausentes ambos al aletear en el álamo,
cercanamente al rumor de la cascada
que rompe la pulcritud del follaje
al amparo celeste de los pájaros.
Aves decidoras mañaneras,
retaceadoras de sus muertes
ya que nadie explica adónde
van a reposar sus despedazados cantos.

Verte a contraluz,
pacífica y aérea
al observar tu valle ensimismado,
me vuelvo silueta impostergable
para no interrumpirte.
Meditante.









Morada

Hemos elegido madera nudosa irregular
para hacer la casa y demorar los sueños.
Ella escapa al fuego de los bosques
que desdibuja los faldeos
como un ritual ardiente, sorpresivo.
La casa cubre en su complicidad las nubes
que transcurridas dejan paso insurrecto a las libertades.
La cama sola no dice nada.
La cama sola, sólo es cama.
Con nuestros cuerpos dialogantes
cobra por momentos la dimensión oculta de pactar
en los días de intimidad
con una aurora brotada de las manos,
indagada por los sexos elocuentes.

Abiertas ventanas asombradas como ojos,
abarcan silentes montañas,
bella lejanía y el resplandor perpetuo de la nieve.
Vencedor de los estíos y del hombre.

Cada verso pronunciado en voz alta
es la reverencia que entrego a los espacios.
Murmurador al alma de las cosas.


Beso


Su sombría figura vuelca el sauce
en una manifestación de hojas
elocuentes y sencillas, sonoras por el aire
que pasa escurrido como un aliento.
Conmovidas rosas erguidas de colores,
el tero defiende al nido con un grito.
Se alertan otros y es este momento la conjugación
de un código emergente desde el pasto.
Responden los álamos altos,
mosquetal urgido, un gato se agazapa
y tu respiración se entrecorta
al besarte en la mañana.

De esta intimidad,
otro capítulo necesario par la fundación
de nosotros mismos.




La Catarata de El Hoyo


Tajo. Como un tajo hecho desde el abismo,
una cascada de aguas incesantes
Desciende en un estrépito audible a la distancia.
Tajo y contratajo.
Un caudal desprendido por la telaraña
de árboles y musgos.
Cara y contracara de la unidad de la montaña,
terrestre ecuación de la belleza,
irse –meditante- a los templos seguros.
Liturgia de la fuerza gota a gota.

Nada lo registra sobre el mapa,
Sólo esta geográfica percepción ausente y mía
En una turbulencia ciudadana. Contracara y tajo.


La espera

Tiene contraluces de sabor,
rosa de los vientos remarcadora de un conjuro
dado hacia tus manos.
Cristales que penden de la certeza
de un recuerdo plácido para lo que sucederá.
Es historia previa. Mutismos ausentes de cada uno,
la secreta avidez de los secretos. El silencio.
No todo está dicho desde el alma.
Refulge el interior de ambos donde el pensamiento
hizo todo por adelantado. Imbricación que se destapa
con los cuerpos, tórridos celajes de invasión
se aguardan.
Transparencia de pájaros del sur traspoladora
de una trasgresión hecha de a poco.
La espera
tiembla.











Manifiesto del requerimiento

Acuéstate conmigo
hembra abrazadera equinoccinal,
vena del hambre de las sangres
                        en mi ilimitado apremio.

Yace sobre el suelo al descubierto
de ojos perplejos
para ser la humanidad de sed
en su alarido parturiento de si misma.

Se tejen roces de ángeles
a un signo de ruptura y canto.

Acuéstate conmigo.
Soy macho violento en estrellas,
dibujante de cielos acercados
por rugidos e intentos,

por sabores.

Ofrenda solidaria de repercusiones hondas
                        en la sal y el esperma,
                        en el acecho.


Canción por vos

Fuimos ansiedad y rayo.
Mordisco y ritual,
argumentación de los cuerpos,
alondra entre las manos.
Ondularon tus gritos de tormenta
acallada luego por el fuego.
                      
Hay un anhelo que reitera
                       pájaros de sed,
                       suburbios de la promesa.








Amor

No me basta la palabra para decirte tanto.
Inutilidad de una vida artesana en los vocablos,
coma tras coma, punto y raya.
Nada me basta.
Precario es el lenguaje ante la osadía del amor.
Murallón de emociones y jugarse.
Nadie puede traficarlo.

Te quiero y sé que éste sería
un corazón apartida sin vos.


(A  Margarita, como todo.)




















Hombre – Palabra














                                                           A los poetas regionales,
                                                      a mis hermanos escritores
y al Encuentro de Puerto Madryn.

A Andrea Eugenia y Alejandra Rodríguez,
Pablo Luis Nahuel y Julieta del Mar Sosa,
Gaia Celeste Julia Sandoval y sus hermanos,
A Cristian y Alejandro Douce
Salomé Mendoza y María Paz Matamala Lautare,
algunos de mis ahijados.





Libro Segundo





PERFILES




















“Pensalo al poeta, hombre,
al hombre, necesidad,
a la necesidad, palabra,
así comprenderás,
sencillamente.”

                    (Del autor)










La Palabra



Si pudiese la palabra superar al odio,
tendríamos medio tramo de redención ganado.
Me apena pensar que ella asoma
después de fuego y el espanto.
Poco se salva entonces.

No hay edificadas ni torres de marfil
ni habitáculos azules para el poema o el poeta.
Únicamente la realidad llana
transfigurada en la palabra.

El hombre-palabra asume firmemente
llaga  viento  pensamiento  grito.


De las Letras

Momentos apresurados, ciertos
Sueltan sus cerrojos
Y abarcan cosmos individuales.


Muerden acicatean gimen
ante el territorio del papel.

Decididos a transitar por el lenguaje,
todo se sustancia
en un oculto trago de saliva.

Los duendes evaporados no susurran.
Nada mas para decir:
                        la agonía
recomienza.


Ser planetario

Nada que entretenga
o abisme con corduras irreales de mundos desabridos,
aunque pugnen vociferen o maldigan,
no respondan.


Sólo estoy para la Tierra.


Esa porción circular donde habitan alientos
mantenidos a ternura
y desnudez de nombres y hombres
con soles en las manos.


Solo estoy
para esa tierra.


Encuentros y Escritores

Devoradas dimensiones en poemas de un minuto,
entregas cronometradas. Legítimos mensajes
hechos cuerpos y destellos en renglones.

Itinerarios reunidos en un punto espacial.
Indefinido. Todos en pie hasta saberse parte
de la voz que se propaga.

Algo dormita en compensado ritmo
cuando cada uno vuelve a su espejo cotidiano
y lo recuerda.


Música

Encendido nuestro canto
tomó el perfil de lo alcanzable.
Fuimos instrumentos.
Ámbitos de pureza que ignoraron fronteras
de un planeta actual cortado a pico.

Jano y Oscar se han ido
a buscar afinación del otro lado.

Todo puede ser recuperado
con “particellas” bajo el brazo,
a semejanza de entonces                                                  
donde la nostalgia nos convoque.

No claudicado
el amor toma su forma inevitable y justa
para hacer el canto perpetuo. El de todos.


(Al Mtro. Mario Matías Majnaric y su coro)



A un mismo violín

De la pasión del pincel palpitan fuegos
y el acento de color refugia al alma.

Es tiempo de cenizas desplomadas.

Presiento cristal tu lágrima escapada.
Ese renacer de trazos
que hermana desde lo lejano.
El cuadro denuncia huecos y partidas.

Por aquél fluir,
madera y arco,
hemos llorado unísono,
sin saberlo.

(A la  violinista Margarita Pleticha)
(Al pintor Mario Rafael Vodeb)




El Borracho

Cayó sentado con su nostalgia a los pies.
Del deleite al paladar quemado
Hubo únicamente un vaso caído
Por los gestos mecánicos.
También hubo algo robado que nadie supo:
Un tango sin aristas ni susurros.

No atinó a levantarse.

El arrabal era sólo
Un punto de luz en su memoria.

(Al poeta Fernando Pizzorno)








Al Indeciso

¿ Y si bendecimos la vida antes de saltar de la cama ?

¿Y si dejamos que piel y espíritu se abran
           a la sensación y a la plegaria ?

¿ Y si proponemos un juego a la soledad
           preñándola de imaginación y resultados ?

¿Y si la mueca pordiosera que nos damos

           imitando la risa, la quebramos ?

¿Y si abrimos los brazos y el rostro frente al sol
           sin apretar sólo entornando los ojos ?

¿ Y si el agua es sólo agua y el vino vino
           y el cuervo cuervo y el gato gato ?

¿ Y si en vez de juntar quebrantos y decepciones
           nos regalamos algo a nosotros mismos ?

¿ Y si dejamos las dualidades para aquél
           que le sobra el tiempo y vivimos ?

Eso... ¿ Y si vivimos ?
                                                             (Al escritor Raúl Artola)




Nocturnoscar

Siento mi saco como tantas veces.
Las mangas desmayadas y el cuello
descansan displicentes.
Un vuelo de pájaros sale raudo
desde los bolsillos quietos.
Ronda tu sombra el perímetro de la mesa.
Callás como siempre
para no perturbar mientras escribo.

Entra la noche a mover sus flecos delgados,
confunde tu música que solloza la partida ciega.
Aquí cerca los ecos marinos te reclaman. No acudís.
Todo te retiene donde terminan las cosas.
Sé que alguna palabra


Toca los bordes de tu presencia.
Tu sombra cruza. No callés,
ubicate enfrente, quiero mirarte cara a cara,
porque no dejaste para mí
ni una mueca prendida del perchero.


                                               (A Oscar Raúl Molla)




Aquellos


Los antiguos amigos son el olvido.
Por ese mismo olvido de no entibiar las manos,
simultáneo o retacear el buscarnos

en la periferia del otoño.
Luces pálidas de arena juegan
en la humedad de  una ola que transcurre.
Crujiente,
el viejo muelle rehúsa recibir los pasos.

Las barcas que anduvimos
reposan sin muecas de alegría.

Tiempos irrecuperables me conmueven.
Ya arriaron el velamen del naufragio,
sé que no volveré a pasar por esa puerta.

          











INVIERNOS IMPRECISOS

































                       “Así,  este silfo dulce
                         me enseñó a sentir el viento
                         y a quererlo.”
                                  
 (Margarita María Majnaric de Berón)









Circunstancia

Me pueblo de presencias.
Descubro aquello jamás visto.
Acerco lejanías,
cobra dimensión mi tiempo,
canta el aire.

Mis raíces buscan el pedregullo,
Recorren bardas dibujadas
sólo por hermanarse.

Tengo el alma llena de verdades.

Explosiones del cerezo
bajo la luna de septiembre.


                                                                           ( A todos mis alumnos)


Hombres de la Tierra Verde


Quizá una vez salimos sin calendarios.
Hubo un país de sur bajo el zapato
y vuelo sereno en asombradas frentes.

Socavón de almas trasladado
el metal incandescentes de miedos
o al carbón liberado tramo a tramo.

Longitud de inviernos imprecisos,
peleados en la adversidad y el ruego
para ser libres como el cormorán o el lobo.

Abierta geografía con voz nueva.

Una cabeza desprolija
sueña a descubrir jardines en la arena.

Multiplicidad de manos inquietas de formas y palabras.
La música es presencia.

Hijos acuñados en mujeres verdes,
Raíces aceptadas como una bendición.
Nuevo perfil de la piedra.



Salimos sin calendarios para las luchas ciertas
en este mundo de banderas horizontales.


                                                        ( a  Juan Carlos Damonte)
                                                        


Dimensión Sur


Piedras redondeadas de aguas,
greda resbaladiza, musgos,
gajos de montañas, escarpados, violentos.
Innominados.
Tierra abierta al pie, sólo la tierra.

Terrazas inclinadas al mar.
Horizontes numerosos
en la inmensidad
devoradora de crepúsculos.
Y el vuelo,
casi el vuelo del chulengo huidizo.

Al poner al pie desnudo
en la desnuda tierra,
ecos mapuches te arrebatan, sin sombras,
descarnados.
Reinician sus ritos noche a noche,
en los chenques, en el aire, en la memoria.

Banderas en reposo,
Trariloncos de huesos blanquecinos
Señalan desde la fosa común,
             desde el olvido,
a los que taconearon el rostro de cobre
de los hombres.
Observadora nación, ojos opacados,
para develar qué hará el blanco
con sus territorios robados
hace escasamente cien años..

Es un camaruco inconcluso,
una nación  antigua que, penosa,
aún transita en esta dimensión humana.






Adopción de esta Fisonomía


Llama la lluvia contra el viejo cristal de la ventana.
La noche cierra sus párpados
hasta detenerse en la perplejidad.

Del norte, nada es semejante,

En esta fisonomía marítima y terrena,
los tamariscos fuertes
se hacen grito a tus venas para inaugurarte
con esferas infinitas al alcance de la mano.

Vulnerada la estructura
nadie vuelve a ser el mismo. Gracias Dios. Gracias.





Bardas

Existe un tiempo prisionero
en capas silentes que rodean
a la tarde recostada sobre el mundo.
Arcos de piedras, arcos sin maderas.

Fue vida explosiva y girante
que el biólogo estudia. Desespera.
Los rastros rígidos envuelven
un tiempo de mar en las mesetas.

Hubo un rostro de asombros y de flechas,
dudoso en los ocasos y en el viento,
que vio pasar el fósil en su encierro.

Conchillas y erizos a cielo abierto.

Interrogantes de piedra.







En la chacra
( a la poeta Lily Patterson)

Sudor que ha dejado de caer.
Nogal recortado. Plegaria del galés,
ensimismada.
Ella sabe que es hora de la espera
con la pava puesta.

Nada la sujeta,
gira la cabeza y parte en ese fulgor
que lame los ladrillos.

Vocablos emergentes de los álamos,
La luna crucial, reveladora,
Y una luz en ángulo,
Serán ahora, tus regresos.




El silencio

Toma territorios
Abarca cada palmo. Suena.
Recupera ecos.
Deja de de ser idea de la nada,
El vacío. Toma cuerpo.
Se arma en lo ruidos
Diminutos de las cosas. Pronuncia.

En la quietud de adentro,
Su lenguaje se comprende,


Se hace sangre. Transita.
Plano fronterizo
Oquedad del vuelo
Estalactita que cae.







Contigo

Sé que el suero desliza la impaciencia de vivir,
mi palabra te llega simulada en la llovizna.
Desdibujadas luces, juegos del río
charlas urgentes a orillas del enfermo.
Su susurro extranjero recupera
la infancia al paso del tren.
Se bambolea anunciante una luz roja.

La secreta heladera de nieve
sigue oculta en los pinares.
Brumas evocadoras que flotan.

Toco tu cabeza en la cabriola cósmica
de este miedo que se corta a si mismo.

Sonríes con levedad.
Un pacto diminuto entre Dios y el momento.



Matías

Ángel azul deshabitó los panes,
Segura partida destinada.
Esta es la absolución de lo vivido:
Cantos a estribor, deliberados.

Reiniciar el viaje resuelve los enigmas
De papel, los sortilegios.

Márgenes de quietud
Voz en reposo
Carillón de maderas
Que me verá cruzar, arrepentido.


(A Mario Matías José Majnaric)








Regreso

El sur-sur de Adolfo se presiente,
Llega.
Extrañas vibraciones abarca al horizonte.
Grafismo natural de un solo trazo.
Atrás, exiliados quedan los ruidos.
A esta mansedumbre quieta
Sólo la vulnera el chulengo.
Se ha esfumado esa ebriedad
Del verde que confunde.

Mi hermano piensa en cubierta.
Bitácora del abrazo
que daremos al regreso a puerto.


A mi hermano Juan Antonio y al poeta “el negro” Adolfo Cristaldo.


Tríptico de las Saciedades

               I

Se refugian los hombres en la tarde.
Alguien muere más allá de aquella línea.
Alguien llora. Alguien desnuda sus pasiones
en las cuatro paredes de la tarde.

                   II

Caricias que tienen sus condenas.
Bocas liberadoras de un amor innominado.
Esas tierras calientes transitadas en punta de pie
aguardan su destierro.
El instante pleno de sueños furtivos
corporiza rostros en el cuarto desierto
o apura  la copa para hacerse sitio
y recordarse.

No temblarás a mi lado.

Ciénaga temporal que recogerá voces ultimadas.
Callaré, sonriendo.


              

III

Sufro tu ausencia masticando esperas.
Será el encuentro por la calle,
tu mirada invitante dirá cosas
pretendidamente nuevas.

Nada tendrá valor.

Lo transcurrido
es cristal estallado contra el piso.


           __________________________
























AÑOS–MUNDOS
TERRITORIALES






















 Nacer crecidos aún no se ha probado.
 Crecer naciendo es un parto permanente
 de cual , no siempre, resiste el hombre.
                                                                       (Del autor)







Alto Verde – Buenos Aires

Esta noche sumerge máscaras y salen
-antiguas y resueltas-
voces penetradas de sentencias,
augurios raros.
La infancia prendida de los árboles
centinela del escapado con los sueños crecidos
y la fe en dirección a la mítica fundación de Borges.
Gardel camina al lado.

Enhebrando hastíos y palomas
tuve la eternidad ubicada en la esquina,
y besos del lecho permisivo.



Amor Porteño

Al entreabrir los ojos y detenerme,
al amor le puse un nombre y ella fue la luz.
Bronca y piel no fueron ausencias,
tampoco nos creció el silencio que se agota.

En la descarnada verdad de un escenario
con música de fondo y con proscenio,
conocimos la geografía de la pureza,
Empuje audaz de lo posible.
Enfrentando sudestadas y empujones,
nos aliamos por encima
de los suelos signados de anonimatos,
en anclas firmes de caricia repentina.

Así –en un mundo repartido entre pocos-
conocimos la posibilidad de la esperanza
como un  hachazo adverso a la alimaña.









Solo

Humedad zodiacal desparramada,
bocinas de taxis haciendo su concierto
y un olor a muerte fresca, inevitable.


Un ángel tanguero y de neblinas
lo chistó por Pedro de Mendoza y el Riachuelo,
la rubia anciana violetera
formó el repetido cortejo del suicidio.

Hay un nocturnal agobio sin respuestas.

La locura instantánea se pasea.





Puerto Madryn


He abierto una compuerta
y años-mundos muestran su avaricia
para quebrar relojes en un plano costero y de rutinas.
Trepa por la sangre, se incorpora habitante callejero,
este sur de postergadas voces
que hemos venido a herir con las palabras.
Los barcos inclinados son mis barcos
Envueltos en amarillas transparencias.

Instancia humana
           sucesivos perfiles
                                   carne viva.




        ___________________





SIN MIEDOS






Poemario de Guerra y sus Afinidades

 

 

 








A Marcela Silvia y Fernando Mario Vodeb,
                                                                        Carlos Balbuena y Alfredo Augusto Bassi,
mis ahijados y a sus hermanos.








 

LIBRO  TERCERO

 

Carta a Marcela


Delgada  biblioteca, pared blanca y el ladrillo en su contorno leve anuncia su presencia. Allí en los estantes, arrinconados, coexisten pensamientos múltiples con forma de libros. Son voces mesuradas, confiables. El sillón me acerca a la mesa de hacer con las palabras. Este es territorio de soledad y sueños; aquí ensayé hasta ayer un canto para vos, pero estalló en el pecho.
Tan difícil es imaginar por encima de la realidad de un contemporáneo mundo subastado, que tiemblo. Plagas humanas, ásperas respiraciones, leyendas de dinero y osamentas. Este es un tiempo acosado por los mismos hombres, con rumores de metrallas y fétidos acuerdos. Es todo un plano estrujado y en cenizas que ni vos ni yo hemos deseado. Desde esta mesa de pensar mundos, miro el cielo. Pliega su ala la gaviota de la tarde, dibuja el aire y lo somete, sola.
Es el placer de moverse en el espacio. La naturaleza nos tiende sus manos a estas horas. Afuera, el viento se calma. Sus dos manos carentes  de agresiones, clausuran miedos. Desciende una esperanza. Sé entonces, que sobre esta heredad  no disputada brillan aún cuatro estrellas clavadas en el Sur. La luz en cruz.
La vida corre en su cronología inevitable; paulatinos, se hacen fuertes los pasos de quien crece. Te aparecés vencedora de la vacilación, inaugural de ideales con la cara al aire. Mientras, el futuro y las eras resquebrajan su antagónicas medidas, en dos palabras: Amor y Libertad. Binomio enaltecido para depurar un plano inclinado hacia el tormento. Dádiva insospechada que permanece muy por encima de un desgajado mundo que, amaga partirse en dos, por los neutrones. Evitar que el hombre olvide al hombre. Sentir y pensar mundos mejores. Es clara señal de la parición de una era que se esboza en su umbral. Cam­bios a contrapelo de la imaginación y el desconcierto. Y será en el amor de una redención ilimitada. Promesa augural como aquella primera flor de la oceánica isla, brotada de lava en descanso. Persuasivamente, sugerida por Dios.

                         

  Puerto Madryn, 24 de Agosto de 1982.-


 

 

 

CRÓNICA DE “HUBO UNA VEZ EN CINCO DÍAS”


























"Has dejado tu Fal
sobre la nieve,
ya te darán otro,
en tu país
se muere más de una vez."
        (Blas Tadeo Cáceres)



 

DÍA UNO  (02/04/82)

           

Islas Malvinas



La paciencia agotada.
El hombre de pie, recuperando.
La justicia vestida en la sonrisa.

Corporizados de sur vibramos
la tierra de los padres.

Quizá el hambre,
el hermano desocupado,
los quebrantos,
la boca amordazada,
y los lamentos
cesen.

Entonces,
la bandera recubrirá las manos
de una Patria entera.

 

DIA DOS - (25/04/1982)


Latinoamérica y OEA



Ultrajada
Dividida
Manejada
Desdibujada
Temblorosa
Aniquilada
Prisionera
Negociada

La América indígena,
la nuestra,
fue una vez.

Sus brasas
y sus fuegos
corren en llamarada,


reivindican,
unen,
determinan.

Fuerte,
entera,
Liberada.

 

DÍA TRES - PLENA GUERRA - (02 ó 03/05/82)


Nadie lo olvide


Ayer pudimos ser la paz imaginaria,
hilachas nocturnas de devaneos,
preocupación de cosas cotidianas,
el consumo total de lo extranjero
y un olvido nada casual, de las guitarras.

Pudimos ser voces desmembradas
por innominados anhelos partidarios,
por sueños pequeños
o mezquindades no determinadas.
Ayer nomás, agrupados o divididos,
todos en movimiento,
dibujábamos nuestra identidad
en una caricatura sutil
que no llegaba a ser la cara.
Sólo una sedienta luz de sur,
nos arrebató del ostracismo, del silencio.

Recuperados por el rayo,
en la misma desnudez elemental
de seguir siendo,
somos el hombre - total que se defiende.
Muerde la cobra y la conmueve.

Somos el acero inviolable
o el misil restallante allá a lo lejos
y una grandeza de país
sin mutilación o entregas.
Somos un pueblo de pie.
Nadie lo olvide.

(Publicado en revista “Letras de Buenos Aires” - Nº  9   /82)


 

DIA CUATRORegreso a Puerto Madryn de 4600 soldados-(19/06/82)


 

De la Lucha y los Olvidos


Augurales fantasmas declarantes,
moviendo sordos cascabeles,
hacen su danza inesperada
sobre un teatro marino de derrota.

Los enemigos del valor tuvieron nombres:
alianzas no cumplidas,
órdenes equivocadas,
gomeras contra metrallas,
un no-parar-a-tiempo la matanza
y el horror adicional del hombre
que quedó en la trinchera,
muerto de hambre.

Los enemigos del país
también tienen sus nombres,
como rótulos perversos,
denunciantes.
Unos hablan en inglés en suelo ajeno,
otros piensan en inglés y están en casa,
prolongando traiciones y humoradas
en un vaivén de compra-venta
inusitada.
Claramente descubiertos son aquellos,
carentes del derecho a equivocarse.

Los fantasmas no aquietarán su danza
en los olvidos.
Porque los olvidos de un pueblo,
no son tales.

 

 

 




 

DÍA CINCODespués del regreso a casa - (02/08/82)

 

Retazos



Tengo ante mí un gorro verde
de perfecta confección para batir el frío.
Su figura enmudecida, umbrosa,
me muestra máculas y señales. Casi un sueño.

De su historia percibo comparsas letales,
genios voladores de una moderna Troya seducida.
También, un cigarrillo encendido en plena noche
sin saber que era la última de espera.
Cada mancha y no son pocas, me insinúan
la vibración del hombre que volvió
con las manos calientes del acero
y la hondura de pensar en Isla Soledad.
Ahora más sola.
Violada nuevamente,
corrompida.

El albatros reinicia otro rito de vuelo
con el ala caída.
Se promete regresos
que yo creo.

 






















 

TRÍPTICO DE LAS MUERTES































"Las miradas cabizbajas
  serán señales de la culpa"
                                                (Del autor)

I

Loco el hombre
en folclóricos gestos de su muerte.
Contracciones funestas
negro mar
columnas tambaleantes.
Hastío de morir
sin respuestas
sin ecos. Hastío, simplemente.

Caen pétalos
palabras
sinsabores
sobre un traje derrumbado.
Un viento
no atrapado
suele visitar
de tanto en tanto
los sepulcros.

Sigue el ruido.
Carnaval del silencio.
Imagina susurros
en el químico proceso
de los cuerpos.
Quejido innecesario.
Levanta idéntico polvo
donde huesos
manos o saliva
participarán
en la atómica danza de la tierra.

Otro olvido sin perdón.
No se supo leer en el espacio
o alguien ajustó mordazas
sobre la realidad humana,
prisionera.

No sólo de un tiro
se mata al hombre
también
con grillos en su alma.
Cese el asesinato. Basta.




II

Ese hombre genial
en su música de auroras
en la paleta alucinada de belleza
en la palabra
tan sólo en la palabra.
Ese niño-hombre
de bolsillos revueltos
de risa fácil
donde Dios funda su esperanza.
Ese, el de los tachos de basura
o de muñones expuestos
de vicios múltiples
al que nos cuesta llamar: hermano.
Ese que es la raza cósmica
¿es un rey cercado, sin futuro,
redimido solamente
en la fosa común del desconsuelo?

Cuántos quisieran que así fuese.
Envilecidos
con todo desparpajo
guardan sus cobres en un tarro,
cómplices de los silenciados.

III


Ya no tengo recuerdos
de la muerte negra
sedienta
escrupulosa.
De los miedos humanos
fueron los fuegos
andados con pasos desesperados
en historias de madrugada.
De otros miedos
los jueces posteriores
erguidos en el grito
acusando
demoliendo sin opciones.
Fue un temblor vertebral
casi el espanto.
Después fueron presencias
soleadas en las venas.
Sentir los siglos caminados
en la tierra,
itinerando en la carne
siempre con los pies calientes
descubiertos.



Sé de la vida
más allá de ella misma,
donde es como el sonido
reprimido en la cuerda
o es lanzado al aire girante
prometiendo regresos.

Miro la muerte
a cara descubierta
sin lutos sin esperas.
Tiene el sayal blanco
y flores en su cabeza.
Entonces
como especie humana redimida
saldré al paso del silencio
fugacidad celeste
que fluya y refluya
en la caja armónica del Universo.

 

 

 

___________________

 

 




















 

PERSPECTIVAS



























"Si la verdad no sale de tus labios,
es probable
que te hayan robado los labios."
                                         (Del autor)

                                                          

Mensajero Crístico


Se acercó a nosotros
casi en silencio.
No lo vimos llegar,
allí estaba.


Suavizó al nervio,
sin sombras sin muertes
sin mentiras.


Porque hablaba de paz,
seguimos transitándole el pecho,
después de su partida.

 

 

 

Actitudes



El hombre tiene actitudes de pájaro.

Con su pico agudo quebranta huesos
para hacer su historia.
Depuso el canto y asumió el graznido
innominado y cobarde.
Cohabitó con la guerra.
Fulgores fatuos. Malos fuegos.
En ella pone huevos la miseria.
Así el hombre sin plumas,
sin vuelos,
dolorido,
se propondrá un comienzo
en los arrasados árboles del silencio.


 

                Post - Malvinas


Han quedado cruces clavadas en el Sur.

No demoremos las respuestas,
los ángeles caídos renuevan sus formas
al recuperar alientos de batallas.
Es tiempo de fortalecer desde el suplicio
y erguirse por encima del dolor
inacabado y cierto.
Sobrevivir a un mundo repartido.
Contestarse con la vida y la lucha.


Después,
desclavar las cruces y seguir,
irrenunciablemente.

 



Aquí y ahora



Víctima y victimario,
encerrado en la carne
gime el hombre.
Adán y su progenie.
Adán y sus delirios.
Adán y su hartazgo,
su violencia,
su páncreas inactivo.


No pudo imaginarse la derrota.


Si hubiera espiado
por la rendija del tiempo,
sería Adán
el ángel castrado,
milenario,
austero.


          


Hombre Latinoamericano


Le inventaron progresos
con las venas abiertas.
Lo silenciaron con el hambre
y las promesas.

Le coronaron de espinas.

Enervó su juventud con el delirio
del pasto peligroso y de los ruidos.
Lo persuadieron de que lo suyo
no era suyo,
que jamás lo fue.


Le adornaron pies y manos
con tres clavos.


Cedió derechos de ingenuidad.
Parpadeó, pero era tarde.


Sus monedas de plata
reposan en una colección privada.


Entregó su alma con siete palabras
al suicidarse en el árbol más cercano.
Espera resurrección
en un sepulcro prestado.

 

                      













                     

                        Violencias

Bestiario insolente.
Ferocidad desoladora.
Esconde su rostro
tras manos sarmentosas.


Alguien pare los delirios.
En las intenciones manifiestas
y la impunidad,
el mercader de armas acompaña.


Levantemos carteles
en toda esquina del mundo.
Denunciemos,
porque hay un olvido
en la memoria de la raza.

 



Líbano, Afganistán, Irak…



Todo duerme.
Sólo las grandes presencias del espacio,
circundan huellas del hombre.
Sueños entreabiertos
que permiten tránsitos astrales.
Todo parece bueno.


Las luchas
reanudarán mañana.

 

 


 

De neutrones


El ángel del exterminio
agazapado.
Su ingrato destino cancerbero
deambula insomne
y lustra las trompetas.


Hará más importante
al edificio que al hombre,
en ese instante de orgía,
desatado.

 

Al Hombre-Poder


Sesgado
Abatido
Hambreado
va tu hermano.


El círculo se cierra,
oprime fuerte
en un vientre seco.


Claman por las calles
los andrajosos profetas
prometidos.
Claman,
ofertan redenciones.
Ni una luz
has destapado con tus manos.
En los finales
habrá anatemas sin perdones.



 


A la Libertad  (l978)


                                                        y a Federico Chopin

Viriles melodías
para combatir con todo,
hiciste Federico.
Combatiente en la dulzura y el grito,
por la fuerza que hacia de Polonia
una vieja de dientes carcomidos.


Fueron vanos los intentos
del despreocupado,
por no escuchar notas enlazadas
pariendo cataclismos.
Hagamos el himno
que despierte al dormido.
Que el mudo hable, Federico.


La amada libertad
donde reposa el muerto
o crece la hierba de los campos,
hizo de ella misma
la violenta hembra
que pare la luz de entre las piernas.
Hagamos el himno
que despierte al dormido.
Que el mudo hable, Federico.


 


                Planeta que muere


I



Los presagios.
Aire enrarecido,
mortal.
Suicidio inevitable.
Aguas sin vida.
Territorios conmovidos.

El grito seco de la historia
calla.


II



El planeta
ay el planeta quemante
se desespera
y grita desde el fondo.
Se conmueve.
El Aviso natural suena
en los pasos del viento.

Aguas agitadas
despiertas
se apoderan de las manos
y del ruego.
Serenidad escapada,
ya no vuelve.
Tiritamos por dentro.
La verdad se acerca.

Comprendemos de golpe,
casi es tarde.






 
III


Extendidas manos de araucaria y mapuches.
Desoladas de armas.
Reverentes hacia la hembra-tierra.
Las silentes liturgias interiores
deben aprenderse a la intemperie,
donde crece el mejillón,
la ola interminable canta
y en dos manos por cuenco,
la sed parece satisfecha.
Estalla la esperanza.

Aprendamos de ella, mujer,
y recuperaremos al planeta
para los hijos del sol
engendrados de pie,
sin holocaustos terribles,
sin Babel ni Fenicia,
sin banderas.
Sólo por amor.
Como una licencia de Dios
sobre sus planes.



 







Epílogo


Cae la tarde del niño.
Cae.
La redención se acerca
en un llamado.


Quizá después
no diga una palabra.

                                               ____________________________

 




SIN LA MUERTE Y LA CULPA

 

 

 

 

 

 

 








A Juan Carlos y Miguel Ángel Márquez,
David Alberto y Daniel Javier Orellano,
Ivan Ariel y Marcelo Adrián Orellano, mis primos hermanos
y a los primos que me dio la vida.

 

LIBRO CUARTO



 

RECOMIENZO





























“Para cambiar vuestra característica
o estado mental,
cambiad vuestra vibración”.

EL KYBALION

(Textos filosóficos del Antiguo Egipto y Grecia)


 


                Replanteo


Voy a dejar de lado síntesis y verso,
forma recompuesta de palabras,
variedad del verbo y de sus tiempos,
praxis o sintaxis necesarias
para elaborar sueños literarios,
en armazones fáciles de derribar.

Voy a dejar de lado
aquello convenido de antemano
y liberaré desde el fondo del pozo,
la energía de saberme vivo.
Insuficientes son vocablos o combinaciones.

Develaré puntos extremos del mutismo
para desgajar un sol itinerante por las venas.

 




De regreso a mi mismo



Me vuelvo, viajo y desoriento.

Me gustaría ese día parar el reloj,
que no domine más.
Sentarnos y elaborar una atmósfera tibia
que nos contenga en sus pliegues.
Abrir las mentes y no ocultarse nada.
Sentirnos despojados de máscaras
para ser hombres.

Vuelvo del recreo
y ya no pesa.


 

               
 
Máscaras


Polícromas y alertas, de papel engomado y botoncitos,
cada máscara que al bajar de la cama nos ponemos
sobria o sonriente, estática o terrible,
tiene reverso cóncavo donde cabe la miseria.
Máscaras para ver o meditar, máscaras de oler o interactuar,
máscaras de pensar que sos mejor que yo,
únicamente por tu pelo en pecho, tus dineros incendiables,
tu coche o tu mujer, prójimo, que es mía.
Tilinguería audaz -diría Oscar desde otro lado,
máscaras de sal o de cenizas para eludir la realidad
que no te elude, trepa por los ramajes astrales
e intenta persuadir de ser un poco más humanos.
Comprender sin más que alguien se quiere y se disfruta,
se lee y se comparte, eleva o santifica,
se aburre y se masturba. Aborrecido por los otros
tras una máscara de hipocresía inteligente.
Y el pobre muere pobre y los demás, indiferentes secos,
un coro redentor canta sin fuerzas y la rabia crece.
Mordedura interior que no me deja parar.
Camino hacia vos que sos mi hermano,
saturado los ojos que resisten tanto agobio
y sin saber por qué.



 

 

POLARIDAD
































“Todo es dual, todo tiene dos polos,
todo su par de opuestos, los semejantes
y desemejantes son los mismos; los opuestos
son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo
en grado, los extremos se tocan; todas las
verdades son semiverdades, todas las paradojas
pueden reconciliarse.”
EL KYBALION


 

Sobre "LOS PLANETAS" - Suite para orquesta - GUSTAV HOLST (1874-1934)


PLANETARIAS


I



Marte- Portador de la Guerra


Fatídico obrador de la maldita hembra.
Casi la cuna de una sangre de regreso.
Mítica figura que sustenta la fuerza y la penuria,
madre única del tiempo. Soplo de locura
que enciende instintos subterráneos.
Un puño cerrado y ese su golpe,
acorde de ensoñaciones destrozadas,
el atómico estallido se dilata.

Esa sigue poniendo sus huevos muy tranquila
y a cada instante muere un hombre
envuelto en medallas y banderas,
despedido por el sórdido metal embravecido.
Otra orden mal dada. Era mi hermano.


II

Venus – Portador de la Paz


Me dice que es cierto,
indefinible quizá pero certero
entre tanto desvarío y desconsuelo,
niños descubridores de salidas
a lutos envolventes y a torturas.

Descansadas las armas reconstruye una intención
de retornar al místico paisaje de la greda.
El hombre común, el nuevo hombre.
Seguir es lo que queda,
algo me promete la paz y me convenzo.






 

 

III


Mercurio – Mensajero Alado

¿Que traerá a este camino?

Para verlo mejor
que se apague el candil,
que cese el viento.

La ternura, levedad del suspiro,
aparece nomás diciendo versos.
Es antiguo y audaz.
Nadie ha quedado dormido en este pueblo.



IV

Júpiter – Portador de la Jovialidad

La risa y el gesto, dádiva a lo humano
para no guardarse nada.
Ampliar los brazos para asir la idea,
desparramarla, aérea,
en toda liturgia de primavera.
La danza gestual y tu mirada, anticipos
del beso, cimbrean mi estructura. Yo te siento.
Desde esta espera, el sonar registra
un eco nuevo que transmigra por mi cuerpo.



V

Saturno – Portador de la Vejez

No hay mutismos ni horrores,
sólo el tiempo.
Muero de una vez, después de viejo.





VI

Urano – El Mago

Formas y figuras imágenes secretas
para ser hombre sobre lo natural y el tiempo.
Condensación vibracional y una condena
que señala hacia vos sin redenciones

Somos todos obreros, nadie dueño.

Tendrás que responder por esos soles
que te brotaron hacia adentro.

El final, siempre el final. Balance neto.



VII

Neptuno – El Místico

Convocatoria en la luz.

Descalzo, inaudible,
tener temor y vencerlo.
Al roce de la toga de un dios
te reatomizas de nuevo.

Mudos los portales de la sangre.



______________________


Al del Oficio

He aquí el hombre lacerado.
Alma expuesta en el sitial ganado en vos
y en tu lectura.
Hombre-palabra abisal, oceánico, acosado.
Manos levantadas que hacen testimonios de sus fuegos.
Esferas pasionales, elípticas, rotundas.

La palabra, inevitable palabra
para conjurar a su hermetismo o a sus mitos





Disgregación mística del cuerpo



Encarnado hato de huesos,
desprendido fulgor que al mediodía roza el aire.
Pálidos senderos por la boca adentro
y el imaginable paso cósmico y terreno
de una bocanada que se escurre al micrón de los secretos.
Hacia el plexo solar anidan los cristales,
pulsante ámbar vivo.
Se derriban sombras que entorpecen
en ritmo lento de un parto numeroso,
celulares de la luz,
en cada respiración y en cada sueño.
Es un carnaval cámara lenta
este compañero cuerpo mío.
Sustentado en alambres calcáreos,
mueca o amague,
huesos tediosos de sostener
hasta la disgregación final en una tumba.




 

Del amor


Hay sectores de lucidez incomparables,
en las manos que comunican "te quiero"
a espaldas de la postura y la arena.
Del amor, mamá, no estás ausente. Yo tampoco.
En la evocación de la adolescencia en crecimiento, papá,
se crece en la bronca de revertir una partida agotada.
La obstinación libertaria que nada la quebranta.
Del amor, mi amor, no te has fugado,
a pesar de los ciegos del desamor.

Del amor de amarse,
bajará el perdón grande hacia las hojas denunciantes
de una era que no tarda.


 

 

Mensajeros


Tus pies suelen tocar los míos.
Geografía del frío.

El mensaje corta la instancia.
Yo también te necesito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





                PARADOJALES

Por la carne
se trasmite identidad,
también se la pierde.

I


Imaginero dador de carnadura a las ideas.
La tarde era...
ni temporal batiente en las ventanas,
ni complicidad de un hallazgo,
ni menos claroscuros desplomados sobre el mundo,
...sólo la tarde, inexcusablemente.

Boca y dedo protagonistas fugaces de los pliegues,
espasmos crecientes sin mentirse amor, a goce pleno.
Elaborador de cantos nuestros.
Una y otra vez, yo me derramo.

 

II


Lates, te estremeces
sucia de arena perceptible,
loba, insulto a la sobriedad,
boca sabrosa alguera,
llaneza viva.
Te conjugas. Te celebras,
me sorprendes flamígera en el beso,
ofrenda elemental de puro semen.
Bajo y me revelas: brasa memorial.
Para que no vuelva a ser el mismo búho observador,
a pesar de todo.

 

III


Se sentir únicamente como humano.
Elevo catedrales con esplendor sorpresivo,
inmutables en cada casa sola.
Desvanecida la espesura del día
hallo las voces y urge mental tu ser entero.
Mujer planetaria, devocional o andina,
todos los rostros caben en cada poro abierto
para arribar definitivamente al hueso.

 

IV


Esta es mi desnudez, confieso.
Piel y su búsqueda imprecisa.
Animal hambriento debajo de las sábanas.
Una rendija y su metal
son cómplices seguros de ternura.
Acuchillamos el aire con el roce
hasta la saciedad fugaz que se hace eterna.

Que les estrados me citen por vivir,
contestaré
clavándoles los ojos.





           _________________


En vuelo Baires/Trelew - I



Hoy he estado con ambos.
Cauce al barranco por donde despeñarviejas alegrías,
por donde habilitar verdes, muy verdes, los caminos.
Un Berlín espera demorando el paso
y en esa turbulencia romana, agiganta la huella.
El "akullico" me habla de desnudas carnes
posteriores de invierno, espuma circular bienrecibida,
biencaliente nevada, silueta de mano en la bahía
aceptando tu anclaje que sujeta más allá del otoño,
más acá de la angostura de las ensoñaciones,
pues el regreso espera cada avión marino que en el Beagle
despliegue tu saludo en un grito convocante y abierto.
“Berlín sin muros”. Esteban sin sospecha.
Cada cual su siesta para sentirse vivo.

(A Esteban Rocha - algo fueguino)


 

En vuelo Baires/Trelew - II



Hoy he estado con ambos.
Esteban evanescente y asido del anclaje perpetuo,
perpetua cadena en el presidio del afecto.
Tus catedrales en brumas que reclaman de a ratos
la algarabía, señal del extranjero.
¿ Extranjero ? Si es víscera de libros declarada,
fascinador de sol de medianoche, alerta roja.
Madryn es desde esta altura una diadema de neón
y sé de la muerte calcárea distribuida en su arena,
y ese verbo dar que te acaricia las piernas
desde la noche cumbrera de los Encuentros.
No dejes de regresar marginal y bendita,
silente y sospechosa de estar creando un sueño remoto
en las pajaritas de papel. Armá la residencia del fuego,
agotá los instantes, mirando al Oriente.

(A Laura Vera - fueguina)




SENSACIONES

(A mujeres de vieja profesión)

 

I



De azul es tu cuerpo modelado,
mujer antigua que besás, ávida, mi boca,
paso del vino a mis células enteras.
No me dirán que soplidos informes
dieron tu estilo y hermosura. Fue el amor
como es el amor que juega en esta copa.

Sensación azul que inclino
para hacerme azul el alma en llamas.


 

II



- Desflorar las voluntades - dijo Luis,
alguien lo oyó y de pie hizo lo suyo.

Queda más que un goterón de lujuria aplacada:
fracaso de sembrar
Otra oportunidad, tendrá la vida.

 

III


Sonidos arriban a este territorio.
Tras la puerta de las voces caben gestos
y entredichos tenues madrugadores.
Los autos no saben qué buscar y merodean.
Pasea un hombre esta noche deslizada a tramos.






V


Marítima. Espejada en el golfo.
Surrealista. Sur más realista.
Esta ciudad es casi la medida de una mímica
para comunicarse y nos diga
sobre los hombres-mar y su paso.


VI


Subdivisión del mensaje.
Mirás a desgano, observás callando
para dilucidar mejor los pensamientos.
Mirada silenciosa abrumando la noche
en un filo que me llega. Y sonríe.


VII



Por intentar un diálogo lo escribo.
Después son cenizas heridoras del cosmos.
Quisiera hablar con vos intermitentemente,
resignificar palabras hasta el alba.


 

VII



Trasnochador urbano cabro en celo.
Tarea: acechar desde los ojos. Cama.
Invitar con la inocencia expuesta,
al encuentro en arrabales del goce.
Jadeo y urgencia de ingresar.
Por todos los ardores,
el pacto se ha cumplido.



                       ________________


Conclusiones


“La mente, así como los metales y los elementos, pueden trasmutarse en grado, de condición, de polo a polo,. de vibración en vibración.”
EL KYBALION


I

Dejá de confiar en la vara de junco,
se tuerce al menor impulso.
En irradiación constante
desplegá energía celeste para aumentar
la llama del hombre-dios residente en vos.
Crecé. El miedo no existe.



II




Lo sublime y lo humano suman dos
para una bestia que tirita.
Revolcada al hurgar en si misma su destino.
Muerde y llora. Suele reptar a medianoche
en un juego de voces. Se arrepiente.
Se encuentra en la misma vaguedad del otro.
Se resiste y cede.
Identidad cósmica y de barro, asume el hombre.
Subsiste la esperanza de salvarse.








 

 

III




“Busco balcón alto de borde peligroso, con sol.”
dice mi aviso en el diario de hoy, sin titulares;
diré “adiós" a la última pesadumbre y decidiré
precipitarla al aire. Liberarla.
Renacer, entonces, en la fe del recién fundado
por la leche de una ubre generosa,
toda derramada en una generación oculta.
Palpar con humedad distinta de los dedos
un mundo definido sin la muerte y la culpa.
Necesariamente iluminado desde adentro.

Y la penumbra sólo para recostar mi sueño.

Reinventar planos desde la mente misma
y dar cumplimiento a un plan originario,
cada cual, alegría y preciso rumbo.
Evas y Adanes inimaginados planetarios
haciendo hijos semejantes a lo mejor
que hemos pensado. Hijos serenos,
capaces de disfrutar la tierra y dibujarla
en el asombro ensimismado de una aurora a deshora.
Libertarios generadores de otra luz, de otro amor,
de otro destino claro, tanto y tan claro,
que no confundirán miel con otra cosa
o miedos con santidad.
Seguro que tendrán un Cristo desclavado,
tan seguro será como que ya es medianoche
y el otoño se aproxima.



____________











LA PARTIDA DEL ÁNGEL



















A  Alfredo Daniel Ycardo,
   y  a los míos que han partido y saben ya sobre los ángeles.



                       



LIBRO QUINTO















Partir


                                          “...el ángel es un hombre
                                          sin regreso”. ANA EMILIA LAHITTE


I


Aunque lejana
ocupas tu lugar
como un fulgor cautivo.
Mucho más acá del ecuador
de mi existencia,
los peregrinajes tienen cuerpo.

Vos que elegiste tu sombra
para presentarte,
fugitivo insolente desde el tiro,
seres elaboradores de súbitos anclajes
en amores transcurridos,
o en recuento de luces que se apagan.

En versos de cenizas,
son la partida del ángel
hasta que algo interior me diga: basta.



II




Paloma posada sobre el candelabro.
Tiembla su plumaje. Arrulla.
Nadie le responde.

Es un espacio incompleto
que junta tu voz y la mía,
inútilmente.





 

 

 

III



Se es capaz de amar
como un eco nocturnal, impreciso.

Dolorida humanidad
con la cual cargamos.
Esa lengua de fuego nos vulnera, mi amor.
Nos ha alcanzado.



IV




Alguna vez dirás:
- lo he conocido -,
y un golpe al corazón
dirá que aún vivo.







                       ____________________

 

ALGUNAS CON   REGRESO

































“El pájaro se ha ido
¿me habrá amado?”

                                   (Daniel Alfonso Moliterno)












Ahora



Nada más temible para el hombre
que el olvido o la distancia,
o la distancia olvidada,
o el silencio distanciado
y el amor sin eco.

Amanece.
Dejo de escribir con negro
y el dolor
retrocede.






Bonaerense



Me detiene un cuadro de hojas
alertas y eucaliptus.
En la octava de luz de la figura,
se escurren sonoras aguas de pileta,
risas sin lujurias ni motivos
y un fuerte olor a vos en la escalera.

De súbito,
en la misma diafanidad del libro hallable,
un cielo desciende en mi
hecho una sombra.

Toco muros, respiro
y algo muy leve,
limpia de hojarasca la memoria.





HUMANAS


Es hora de sentirse vivo,
antes de que parta el ángel.



I      Búsqueda




Mi mano surca el aire
y reencuentra la mística corporal
que se agita.
Disimula ganas en pocos rincones
no explorados,
círculos y venas,
músculos y versos.

“Sayonara” a la amargura
de fábulas enormes,
a vernos de perfil.

Levantado está el cadalso
donde ajusticiar al miedo.



II       Soledad


En una reclusión de los ardores,
volcán maduro, hebra sin costura
y dos mutismos,
son muecas aéreas.

Soledad sin habitar cuerpos
es seca bruma,
convulsa página brutal de estas historias.








 

 

III      Reencuentro


Recuperar el tacto,
invadir mundos no develados
sin determinar hasta dónde.
Detenerse a mirar el cielo
y volar desde la ventana
en algo que ha cambiado.
Vernos despojados de vocablos,
ahondar con el dedo
el contorno expresivo, inaugural.
Bostezar satisfechos
y estirarnos despreocupados
a jugar ajedrez sobre la alfombra.
Sentirnos desnudos.
Únicos seres olvidados por el mal,
aunque de repente,
deba regresar a la oficina.



IV   Saciedad





Después de la tensión de carnes y vuelos,
el instante persuasivamente eterno
se presenta.
Bien lejos han quedado
mordiscos intentados caricias livianas
audacia de labios
y oscilaciones de la cama.
Son geografías calientes,
lejana lengua exploradora
y un gemir satisfecho en ahogo instantáneo.
Desde la hondura de las piernas,
casi es un testigo el semen derramado.









 

 

V             Identidad




Te percibo muy de a poco.
Aire de cadencia registran mis oídos,
lucidez del cuerpo hasta el final.
Fue tanta espera.

Descubrirse ante el vidrio traslúcido
y darme,
fue ansiedad, deleite anticipado,
el roce de mi pierna mensajero,
roce boquiabierto, memorial.
Sentirse libres,
inusitadamente en los relámpagos.

Develamos siempre quiénes somos,
a galope irrefrenable,
a esperma cierto,
a resucitar en la hembra
o boca abajo.






                                   _____________

Viajes


I


Ese prolongado irse a la montaña,
refugio inocultable de radal del estío,
inclinada a observar cómo crece la zanahoria
en las intimidades de la tierra
y juguetea la luz en flor o la manzana.

Reingreso a esta excursión
de vértices corpóreos, percepciones
colgadas en el ala del ángel
que no se ha ido.


II


Tu historia en el lomo cauto de la piel.
Poros que se abren. Avidez y cordura.
Manejan temperaturas de avance
que luego retroceden,
por los miedos.

Historia cejijunta
me dibuja la arboladura de tus pensamientos
con gaviotines de mansedumbre.
Es aporte habitual de tu ternura.

Para no ser verdugos de la esperanza,
esa aves ex-convictas
decidirán desbarrancarse
en otra porción de la tierra.


III



Delata mi tristeza,
nadie te nombra en mi presencia.
Ya se:
soledad es darse cuenta
que no se tiene ya a quién esperar.





 

 

Otros miedos




I




Juntos en la mañana,
callo por nosotros.
Cantar casi con acento quieto,
último resabio vulnerado,
decepciones al garete,
callejeras ambulantes
de un ser crepuscular inadvertido.
Cae el canto callado
por acantilados del sur.
Despedazado.



II




Relumbrarán las nieves de paz extraña,
meditaciones lacustres edificarán otra sensación
y sabrás que no estás sola.       -
Octubre ha comenzado
y te levantarás por encima
de dudas en ruinas.
Para hallar un punto en el espacio,
hemos geométricamente escrito cortezas
que nos guardan.
Allí pensaré en vos
mientras se incline el tallo leve
y el tulipán se mueva.







 

 

III



Sólo por pensar en tu muerte,
temblaron vértebras de un pensamiento,
celos de una mano impune
que pudiera poseerte.
Todo se conmovió
en congoja de edades superadas
por migajas afectivas,
tramos ligeros, opacos de selvas y cavernas.
Efímera estructura que habitamos.

Imperceptible ser,
guijarro y hoja,
recupero mi voz ante la tuya,
inesperada en el teléfono
o aquí, a mis espaldas sobre el aire.
Se aleja el miedo
y nada importa.






                       ___________________



Despedidas



I



Podés decirles que nos hicieron polvo.
Rostros embozados tras máscaras patéticas
sonríen en sus babas largas.
Destrucción de gestos cotidianos,
códigos comunes y anhelos largos,
con tal de violentar las noches,
asumieron el golpe y la artimaña.
Así lo consiguieron.

Algo hay que hermana
más acá de la bronca y la sospecha.
Sueño posible del imposible declarado.

Nos cruzaremos en ceremonias y miradas ciegas,
y al vernos -marcha y bandera-
el ala del ángel de toda multitud
-sudores y consignas-
hallaremos designios y contestaciones.
Exento del fracaso
sé que estarás en cada abrazo compañero.


II



Profetizo.
Me engaño con un regreso imaginario,
despilfarro insatisfecho
y la cara caída en los talones.

Tengo que respirar profundo,
registrarte en los gestos,
actuar como si nada
y cerrar una puerta,
definitivamente.

                                   _________________


OTRAS PARTIDAS



































“Tiene la línea ausente del crepúsculo
y no sé cómo llora y se disgrega."
         (Nicandro Pereyra)





Reiteración


Borrachera constante.
Acicatear la carne
y enmudecer la mente y su reclamo,
sólo te sirvió
para aumentar el reclamo de tu carne,
amordazar la mente.

Limo y sangre.

Cuajarón que alguna vez
devorará a la bestia que llevamos.







Tres amigos y sus circunstancias



I                      Carlos Eduardo


Carlos mira por la puerta clausurada
evoca a una mujer sobre las teclas
desplegando ese triste de Aguirre, 
número tres.
Raro tapiz de pentagramas
bajándonos por la inclinación de los laberintos.
Mediodía de helechos y de algas,
donde el vino escapó instantáneo
con la vecindad de la guerra.

El mar corta aires de salitre.          

Apretujado en la trinchera del catorce,
idéntico violín germano,
no esquivó ni tu mano, ni tu barba, ni tu arco.

Después,
les regalé fantasmas  esferas  lejanías
en lo único que les puedo dar:
las palabras.
          




Nadie resigna su destino
ni escupe hacia arriba, sin mojarse.
Muy lejos      
llora aquel piano todavía...
                                              


(al violinista Carlos Eduardo Alabart)

 

 

 

II                    Oscar



Color inerte y menoscabo.
-Déjenme música -dijo.
El Riachuelo juntaba mugre
y el reflejo lunar,
presagiaba un drama urbano.
Decepción que hacía su juego
y reflejaba en paredes,
flashes de nebulosa existencia.
Mitigó sensaciones el colchón al suelo.
Una ramera era silbada por desahogo.
Silencio total sin domingos matinales,
olores definidos o globero.

Miserable estancia consumada,
ausencia de un gol
o un carnaval ganándose las calles.
Pink Floyd
mano sentenciosa
reflejo intruso,
hasta que una bala
le llevó la vida.

          

(a Oscar Raúl Molla)



 

 

 

III                           Michael



Vos sos de los que se mueren después que yo,
como al descuido.
Señales de energía acumulada,
músculo compacto,
aurora reciente
que se anuncia irreductible y permanece.

Sos de los que siembran hijos con los ojos
y enamoran la vida a puro beso.

Julieta desgaja el viento tus ternuras
y Nahuel-pestañas se volvió mi ahijado.
Ah...este parentesco que hacemos los hombres
desde un exilio recio de la crianza,
cara a la mañana de ballena en celo.

Vos que ya partiste,
decime por favor:
¿cómo es un ángel?



(a mi compadre Miguel Angel Sosa)







                       ___________________
           


Puntos suspensivos



I


Te pido demasiado:
amarme.

No me contestes,
no quiero que mientas.


II



Sé que me ayudarás a morir.

Ya lo estás haciendo.


III



Seré un hombre formal,
me pondré una adecuada sonrisa
y saldré a la calle.

IV

Ejercicios de palabras apuntalan
vigas de un estremecimiento,
verbos esmaltados en esperas,
quebrantos ocultos sin pudores.

Aún más,
un ángel y su partida de historia inconclusa.

Nada destruye el pasado y sus marcas.
Nadie puede arrebatarnos nada
aunque todo transcurra
y la muerte llegue.









Hay memoria
(algo  ineludible)





















                                                                                                
                                                             A los jóvenes para que mantengan la memoria.

A Ester y a Carlos René.

                                                                                                   A los compañeros caídos.





LIBRO SEXTO












LA    NOCHE

(1976 - 1983)































El hombre enfrenta bestias
de inacabados rostros pestilentes.
El hombre, siempre el hombre,
busca su destrucción como la hoguera.
                                                                                                             (Del autor)


De los robos


Ya te robarán sueños con destellos precarios
o las luciérnagas de bronce, las policromías,
los juegos situados en la sonrisa llana,
los vientos huracanados, los días y las noches,
los mares, los acantilados y hasta los cormoranes.

Ya te robarán impunemente a ritos de dinero,
a pasos cortos, a entrega, a tentaciones.

No los dejés cometer el despojo.
La complicidad habita la desmemoria.
No los dejés hermano,
devorar tu ingenuidad
con esa boca abierta de risa forzada.





Se lo llevan


Reitero un grito para que comprendan.
Se hieren espacios de persiana baja.
Permanecen anulados, seducidos por TV.
Otro grita en la noche. Nadie es eco.

Reitero mi grito.  Evanescente.
El prójimo devora al prójimo
con su indolencia bruta, sugestiva.
Por algo será.






Seguir                (A los caídos)


Yo estaré muriendo gota a gota, sin alardes.
Solitariamente asombrado de las luces a mi alcance
y no podré compartir ese momento.
Vos serás la pesadumbre de verme partir sin darme vuelta.

Alguien nace para proseguir la lucha.





A tu exilio


Está el artero agazapado,
nosotros, la paciencia.
Está el siniestro y su ambición,
nosotros, la paz obrera.
Está el esclavo y opresor,
nosotros, bandera desplegada.
Está la embriaguez del poder,
nosotros, poder del pueblo.
Está el fusil que apunta,
nosotros, pechos por coraza.
Está la bala en vuelo,
nosotros sueños grandes.

Sólo resta: nosotros menos ellos.








(a Bidu  y a tantos...)





Niño que camina


Veo dolor en mi gente.
Mi Juana desespera a mediados de mes,
él no ha alcanzado la posibilidad del puesto.
Hay un niño en el aire, percibido en los ojos
de una ciudad que se retuerce,
en la angustia larga de manos vacías
y camina por la barda petrolera y el riesgo,
se escurre en los campos inactivos
e intenta un juego en la fábrica cerrada.
Hay un niño con hambre,
entonces la poesía se avinagra en la mañana,
entonces escribo “Perón” por las paredes.









Mujer pobre



Casi un mendrugo era precio de su entrega.
Palpitaba la vena cava, sonajero vital
envuelto en siete pieles de pobre.
Para seguir su vida ofrece en devalúo
lo único que tiene para negociar.
Así una infancia se cambia por esperma.
Nadie se da cuenta. Nada cambia.

Una población que crece por las calles,
el culpable duerme, inadvertido.













Adviento

Una mera constancia de mutismo,
                        papeles y sellados
anuncian la llegada de tu hijo.
Miro al trasluz el día
y oigo el sonido espacial de estrellas.
Del Universo, su único latido
se reúne en la armonía de tu vientre.
Los encanecidos somos esos hombres
que superan los umbrales
de ver sobre tus ojos,
un mensaje total que no tuvimos.

Aclara el día.

Este destello vital derrota
toda condenación, toda sospecha,
con un rasgo de verdad,
con la esperanza.
                       






(A Carmen, 1982, cuando la jefa de la intervención dijo:
“las voy a hacer coser a todas”)







Dictaduras

I

Qué procacidad querer describir el dolor.
Cómo entender este miserable espasmo atravesado
en eléctricas torturas violadoras y la muerte.
Cómo bajar la guardia intelectual que explica todo
y esponjar el sudor sanguinolento y los terrores
para finalmente enfrentarse a la vergüenza.

Sigo viendo tu nervio militante prendido en ideal
desde la nuca, los esbirros juegan a los dados tus banderas.
Lo dicho: dentellada feroz para ser fuertes,
cara o cruz, relumbre en el bosque a plena noche,
por boleto escolar o por los lápices.

II

Te donaron cuentas de colores y alaridos
a cambio de tu paciencia y tu mutismo, pueblo.
Delimitaron tu pradera mental y te nombraron,
quieto eras mejor que en movimiento.
Callaste ante los blancos dioses siglo veinte.

No importa, aún hay tiempo.

Si te pegan en una mejilla ofréceles la otra
revestida en acero, así sabrán lo que duele.

III

Vientos atenuados como una sugerencia de la paz.
La guerra ha dejado rostros destrozados
y el acíbar raspando las gargantas.
No nos dejan llorar ni sepultar muertos.
Malvinas vomita a los traidores, los condena.










IV


Proceso. Vida encajonada y tablas numerales.
Prolijidad para el sometimiento. Pelo corto.
Trágicos ángeles caídos de la profecía.

Hijo, caminá sin muletas ni obediencia,
no nos quebrantarán unidos, unidos, unidos.


V

Después. Subdividido país, casa con agujeros,
rendijas exhibidoras de la tormenta,
mueve una mano para definir su historia.


VI


Valle de los Altares - (Chubut)


Este es el valle que tiene sus altares.
Ferruginoso y agreste, uno sólo uno,
semeja la mesa del pueblo, esculpido
por alientos y pesares. Tiempo adverso.
Mi historia de inclemencias y de marchas,
sangre de víctimas elevada como ofrenda,
dibujan los perfiles de esa mesa.
Late la piedra y la memoria.
Late la evocación de los sepulcros.
Late en vos o en mi y nos convoca,
entonces, muertos y vivos, jóvenes y viejos,
con la consigna de seguir
vamos marchando.






Ay Evita si supieras...



Amagó con caerse. Estaba suelto,
marioneta con hilos cortados.
Las resistencias dieron su abandono
y sin un suspiro paró en el suelo.
La alameda se movió en redondo
y fue verde girante. Sol de marzo.
Algo disparado en el aire
como reventón de murra en boca seca,
se pasó la lengua y pensó en su madre,
vio el pasto que llegaba al ojo
y recordó asombrado brevas y aromos.
Sabía que por otro lado,
alguien se arrodillaba
por no gastar sus zapatos.

El tiro le abrió el pecho
y quedó con la boca abierta,
intentando hablar.
Le taparon la cara con un cartel N. N.
y era nuestro. Sigue siéndolo.






¿Nunca más?


Este vacío de silencio estremecido
tiene aristas agudas y sus filos.
El dedo acusador de miserables
yace cercenado,
involuntariamente.






Amnistia, Punto final y afines

(A las Madres de todas las Plazas)


Resueltos los caminos del tormento,
un rayo de luz intenta un juego
en la hondonada del espíritu paciente.
Callan los clamores venidos desde abajo,
mientras multitudes de espectros vacilantes
retoman el único paso capaz de darse cuenta.

Las tortugas han resguardado sus cabezas
en protectores de impunidad y complacencia.

¿Qué diremos a las preguntas de los hijos?
¿Qué cara se tendrá para mentirles?
Existe una respuesta ineludible, nuestra.






1984 / 1992


Dicen: la libertad no se irá,
lo escuché en la calle.
Hubo un tumulto debajo de mis rulos.
Hubo una agitación y un te quiero.

Atrincherado sol de mi bandera
alumbrarás definitivamente
cuando nadie esclavice su estómago,
clausure guardapolvos o sus canas.

Dicen: la libertad.
Dicen, nomás.






DE OTRAS  TRAICIONES





























“Generales traidores: mirad mi casa muerta,
mirad mi España rota: pero de cada casa muerta
sale metal ardiendo en vez de flores...”

           (Pablo Neruda- De “España en el Corazón”)





Monólogo de un tonto santiaguino
 (Escrito en Septiembre del '73)



Vengo de la calle, hermano,
ya hay signos de nueva primavera,
allí nomás, doblando la avenida,
como flores abiertas y en silencio,
se abre en boquetes “La Moneda”.

No sé qué pasa con la gente.
He visto un brote negro en la bandera,
no lo quise creer ¡cha! que rara primavera.
El sol es fuerte aunque venga del Este
de vez en cuando, un viento helado
que te hiere la carne y llega al alma.
¿Curioso, no? Anoche creí ver mientras
recostaba un sueño, un montón de cóndores
negros que del mar al Ande, se precipitaban.
Y la tierra, acompañando el vuelo,
tenía un temblor siniestro, grande.
Y yo, un tonto santiaguino,
sentado en el trono de los fuertes.
No entiendo qué pasa con la gente,
como locos hablaban y caían envueltos
en escamas rojas y sin vida.

Por una ventana acaso ví  Santiago,
oloroso a azufre o a vino ya pasado
y me asusté por la pistola en la mano.
Así fue que un dolor profundo y una racha
me hicieron mirar la piel donde brotaban
copihues rojos llamarada.
Sentí que me hermanaba al viento y a la roca
hasta quedar cubierto de pasto. Nada.
Vengo de la calle, hermano,
ya hay signos de nueva primavera,
allí nomás, doblando la avenida,
como flores abiertas y en silencio
se abre en boquetes “La Moneda”.





Mi canción por Pablo
(Escrita en Noviembre del ‘75)

Tengo sal en labios secos,
miro la cordillera y pienso
cada silencio y bronca
de mis hermanos chilenos.

Pablo de la Isla Negra,
de tu España dolorida,
de esta América cansada
de tanto sojuzgamiento.

Tejes siempre tus palabras
a mensajes de la lucha,
esperanzando salidas
sigues viviendo, viviendo.

Tu verso se agita inquieto
y lo grabamos a fuego,
en helechos de los bosques
o en oceánicos misterios.

Llovizna trae tu verso
que en las almas toma cuerpo
y es conciencia entre los pobres,
puñales del escarmiento.

        Esta bronca ilimitada
reventará sin quererlo,
como revientan las uvas
en la boca del sediento.

Cantan por Chile los grillos
de la selva valdiviana,
­para que a todos nos duela
cómo Chile se desangra.

Ay Pablo de los viñedos,
como se mueren los pájaros
en las manos del infame
o en los ayes de tu pueblo,

desintegraste tu aliento
entre tantos compañeros.
Se señala a los traidores
resistiendo, resistiendo.









          
                                  

Dos Pablos
 (Escrito en Pto. Madryn  del ‘84)

                                                                                  a Pablo Neruda y
a Pablo Luis Nahuel Sosa

Iodo y sacramento del sol.
Huellas instantáneas, móviles.
Ecos de pelota al girar
sobre las cabezas.
Murmullos reiterados.
Arenas vivientes
por espumas de gaviotas.

Pablo suele crecer de repente.

Toma de la mano al otro Pablo
de Valparaíso.
Pablo recién asoma al sol.
Pablo de la uva fresca es parte del sol.
Algas esponjosas, erizos extraños,
salitre en las narices,
todo lo ha llevado la marea.

El grito no existe. Murmullos
que suben de los pies a la cabeza.

Pablo crece y juega,
Pablo se desdibuja y vuela a su cuna.
Vendrá pronto en esta ensimismada
hora de la tarde.
Infancia de botamangas levantadas,
de pies mojados.
Pablo me sigue, sin palabras.





De Maturana al Sur    
(Recuperación de la democracia chilena)

(al poeta Eduardo Palma Moreno - Neuquén)

I

Salvador recuenta plegarias obreras
y los mutismos, observadores de lunas,
echan sobre aquél Sur, su fina lluvia.
La eternidad desplomada boquiabajo
sobre la Araucanía blanca y verde,
esculpida en copihues y pehuenes.

¿Le sirve a Salvador su conversión
en símbolo místico o código de humildes ?

II

Sucesivos ataques,
metrallas de telón de fondo,
rancios olores y las multitudes preñadas
ya de esperas.
Salvador piensa sobre los Andes.
Único privilegio de cóndores y pueblos.

Veo en la luz matinal evaporarse la noche
y el gas de corregentes.
Esa gente que vuelve
aunque, sea otra gente. Las banderas.
Salen las banderas desde los suburbios,
desde lo insular, Montt, Temuco al Sur,
traficada de gozo la frontera,
Valpo y su bahía iluminada como una gaviota.
Regresan desde los dolores.
Iquique, Anca, Pablo y los cuatro mil del estadio
y los estudiantes bachilleres
alumbrados por las balas.
Emergen desde los trabajos obreros en Santiago
fundando un alba prometida.
Las banderas, otra vez las banderas, por fin.





III

Salvador rehúsa residencia en la Alameda
y extiende su coraje y reciedumbre,
por la tierra negra y las araucarias.

Quiere imaginar mi Eduardo Palma
que el tirano escapa al Norte,
que ha fenecido el paleolítico siglo veinte,
que los partos no se hacen más a gritos.
Alerta, Eduardo, alerta.

El Petrohué nos hará esmeralda las miradas
mientras soñemos con los finales.

IV

América del Sur, su incertidumbre.
Hambre de nítidos futuros populares,
pugna semental para engendrar la fe.
Los tiranos clandestinos se reparten ganancias,
se protegen. Elaboran sus retornos.

¿Seremos fuertes sobre el abismo
como el agave de un puente indio?

Vigilemos, Eduardo, vigilemos.
Intentarán degollar de nuevo nuestra primavera.



                  __________________________________





                                              





















EPÍLOGO



Después de todo,
esto de las palabras
es nada más
que la indigencia de no poder
decirlo todo,
tan sólo
con el alma o con el cuerpo...

como todos.










DAMIAN BRUNO BERÓN
El Hoyo - Chubut

Poeta y escritor, profesional bilingüe de turismo, profesor de idioma Portugués y de Artes Visuales, ha nacido en Alto Verde (Santa Fe) en 1948. Vivió 23 años en Bs. As. y hacia 1977, se afincó en Puerto Madryn, residiendo también en  Rawson, C. Rivadavia y desde el ’86, en El Hoyo.
Por el perfil de su obra poética y actividad  en congresos y encuentros de escritores, es considerado entre los autores del Sur del país.
Obras publicadas:
“No Me Pregunten Por Qué”(1981/83), “Recuperar la Palabra”(1984), “Bolsoneros: cuenteros y vereseros” (libro compartido-2004), “Patagonia: Hasta la Última Lucidez del Equilibrio”(dos ediciones – 2005 / 2006) obras y artículos especializados publicados en revistas, tv y radios del país.
Obras inéditas: “Catálogo de Sensaciones”(1994) y “ En legítima defensa”(1999), en poesía; la novela“ Del Taxi-boy a la Tierra Revelada” (1990/98), los ensayos“ Puerto Madryn: destino de desembarcos y poesía testimonial”(1992); “ Turismo y Cultura: Hacia una Argentina del Tercer Milenio”(1998) y la revista “Discover”de promoción turística estratégica (1998).
Administrador y político cultural .Fue director de Cultura en Puerto Madryn,
C. Rivadavia, El Bolsón y El Hoyo, subsecretario de Cultura de la Provincia del Chubut, miembro del directorio del Fondo Nacional de las Artes por Patagonia con actividades en Cancillería. Es docente en la Escuela de Nivel Polimodal Nº 734 de El Hoyo. Conferencista de temas culturales y literarios. Ha sido jurado de diferentes certámenes artísticos.